No sé si recuerdan que en los tebeos de Mortadelo y Filemón, cada vez que alguien enloquecía, se creía Napoleón.
Y es que no es para menos. Francés, usurpador, emperador, con mala leche e inventor de un estilo artístico. ¿Alguien da más?.
Como sería demasiado obvio que Mademoiselle Fifí dedicara uno de sus escasos artículos a este gran hombre, he decidido buscar la figura de mi desvelos en una mezcla de varias de mis filias estéticas. Véase: dictador, afrancesado y caníbal. Resultado: Jean-Bédel Bokassa, un grande.
Es un clamor. la gente prefiere el Cola- Cao a pesar de los grumos.
Esta extravagancia humana gobernó la República Centroafricana desde 1966, primero en calidad de dictador militar, y a partir del 4 de diciembre de 1976, como el único emperador del maravilloso y ya desaparecido Imperio Centroafricano.Bokassa nació en Bobangi, Congo Medio, en la actual República Centroafricana, por ese entonces parte del África Ecuatorial Francesa. Sangre azul corría por sus venas ya que era hijo del jefe de la tribu. Bokassa se unió a las Fuerzas Francesas Libres. Siendo capitán, abandonó el ejército francés en 1964 para unirse al Ejército Centroafricano. Primo del presidente David Dacko, Bokassa ascendió hasta el rango de coronel y jefe de personal de las fuerzas armadas. Y de aquí a la eternidad.
El 1 de enero de 1966, en un arranque que tuvo, Bokassa derrocó al autoritario Dacko con un golpe de estado y asumió el poder como presidente de la república y cabeza del único partido político, el Mouvement por l’évolution sociale de l’Afrique Noire (MESAN).
Como corresponde a un buen gobernante, lo primero que hizo fue abolir la Constitución de 1959 y en marzo de 1972 se autoproclamó presidente vitalicio. Superó varios golpes de estado fallidos y sobrevivió a un intento de asesinato en febrero de 1976.Después de un encuentro con el líder libio Muammar al-Gaddafi, Bokassa decidió convertirse al Islam y cambió su nombre a Salah Eddine Ahmed Bokassa. Dicen las malas lenguas (cosa que no gusta en este blog) que esto fue un acto calculado para asegurar ayuda económica por parte de Libia.En septiembre de 1976, Bokassa disolvió el gobierno y lo reemplazó con el Conseil de la Révolution Centrafricaine. Aquí empezaba lo bueno.
El 4 de diciembre de ese mismo año, Bokassa cambió el estatus del país de república a monarquía y declaró la creación del Imperio Centroafricano. Promulgó una constitución imperial, se reconvirtió al catolicismo (como debe ser) y emulando definitivamente al gran Napoleón, se coronó a sí mismo como Emperador Bokassa I en una ostentosa ceremonia el 4 de diciembre de 1977. (Su título completo era «Emperador de África Central por la voluntad del pueblo centroafricano, unido al partido político nacional, el MESAN». Se gastaron más de 20 millones de dólares en la coronación, pero a pesar de las numerosas invitaciones, ningún líder extranjero asistió al evento.
Pero si pensaban que no puede haber algo más majadero que un negrito de una pequeña tribu africana emulando la coronación de Napoleón, es que no saben nada de Bokassa.
Uno de los elementos más fascinantes que este probo hombre usó como atrezzo en la gran ceremonia, fue un impresionante trono con forma de águila dorada. En una entrevista concedida dijo: «Mire, mire. Es medieval. Procede de España. Me la regaló el general Franco». Sólo la corona imperial, rematada con un diamante de 138 kilates, costó 500 millones de pesetas. El traje que lucía Bokassa, diseñado por la firma francesa Guiselin, la misma sastrería que bordaba los trajes de Napoleón, costó 18 millones de pesetas. Y además estaban los caballos blancos importados de Bélgica para que tiraran de su carruaje, las bailarinas vietnamitas y el resto de varietés que animaron la fiesta. Cada uno de los aproximadamente tres millones de centroafricanos fue obligado a pagar el equivalente a 300 pesetas para sufragar el dispendio imperial. «No se puede ser grande en la Historia sin sacrificios», explicó Bokassa. Entre las siete filas de condecoraciones que lucía en su chaqueta -confeccionada ex profeso para albergar tanto galardón- destacaban con especial brillo la Cruz de Guerra del ejército galo, la Medalla Militar y la Gran Cruz de Honor de la Legión Francesa.
No se pierdan la chaqueta. Lleva más metal que un Caballero del Zodíaco.
Entre sus grandes hazañas como gobernante se encuentra la orden que dio en 1972 de celebrar la fiesta de cumpleaños de su madre liberando a todas las madres encarceladas y haciendo matar a todos los condenados por matricidio.
Y es que era muy duro con los malhechores. Si la sentencia era -como sucedía casi siempre- la pena capital, los condenados eran arrojados a una piscina llena de cocodrilos o a una jaula de leones. Como e las pelis.
Pero no sólo velaba incansablemente por el bienestar de su pueblo. Era además un dandi, y se preocupaba por el buen aspecto de sus súbditos. Así decidió hacer llevar a los estudiantes pesados medallones, engalanados y decorados con su regia efigie, y fabricados – por casualidad – en una de sus empresas.
Bokassa y la moda.
Pero la gente es ignorante y desagradecida, y como respuesta a este gesto tan chic por parte de Jean Bedel los estudiantes se manifestaron en contra de estos uniformes que consideraban caros e incómodos. ¿Pero qué querían, ir en chándal? ¿No se dan cuenta de que pasarían de ser unos amables negritos bien vestidos a confundirse con cualquier maleante del Bronx? Como con esta gente no se puede dialogar, y se pusieron las cosas muy tirantes, accidentalmente murieron unos alrededor100 estudiantes. Aquí empezó la campaña de desacreditación del monarca. Se dijo que Bokassa participó en las matanzas y que incluso había comido algunos de los cuerpos. ¿Pero eso no es normal en África? ¡Por cualquier cosa se escandalizan algunos!
Francia apoyó desde el principio a tan afrancesado monarca. Y es que al presidente Valéry Giscard d’Estaing era muy fan del oropel y Bokassa, como buen diplomático llevaba frecuentemente a d’Estaing a excursiones de caza en África, proveía a Francia de uranio y a la mujer del presidente de diamantes.
En enero de 1979 el apoyo francés a Bokassa disminuyó considerablemente después de que disturbios en la capital Bangui llevaran a una pequeña masacre de civiles sin importancia. El ex-presidente Dacko obtuvo apoyo por parte de Francia y lideró un exitoso golpe en el que contó con tropas galas mientras Bokassa puso pies en polvorosa en Libia, el 20 de septiembre de 1979.Después escapó a Costa de Marfil, y posteriormente vivió exiliado en París.Bokassa fue condenado a muerte in absentia en diciembre de 1980, pero volvió de su exilio en Francia el 24 de octubre de 1986. Fue arrestado y juzgado por traición, asesinato, canibalismo y apropiación indebida de fondos estatales (opino qu todo esto no es para tanto). Si bien durante el juicio fueron levantados los cargos de canibalismo (si ya decía yo que esto es normal en África), fue condenado a muerte el 12 de junio de 1987. La sentencia fue conmutada a cadena perpetua en febrero de 1988, pero sería reducida posteriormente a veinte años.Con el retorno de la democracia en 1993, el presidente André Kolingba declaró una amnistía general a todos los presos en uno de sus últimos actos como presidente, y Bokassa fue liberado el 1 de agosto de aquel año. Tuvo 17 esposas y más de 50 hijos, lo que nos asegura, que aún después de su muerte en 1996, su simiente sigue activa.Ahora, los locos del mundo emularán a Bokassa. Pintarán sus caras de negro y comerán niños para desayunar.